Si bien el virus sigue circulando a nivel mundial muchas de las restricciones se han ido ablandando, y la economía y finanzas familiares están intentando re acomodarse. En este proceso casi la mitad de los peruanos declara en las encuestas a la Asbanc, que no logra cubrir sus necesidades básicas. Según el Instituto Peruano de Economía, la medición de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBIs) es una metodología para determinar el nivel de pobreza en el país, donde se puede contabilizar cuales son las necesidades estructurales no cubiertas a nivel familiar. Aquellas que entran dentro de este grupo, y que el 46% de los habitantes del perú proclama no satisfacer, son vivienda, educación, salud y alimentación, entre otras. Las finanzas personales de la población se vieron muy golpeadas por los cierres de empresas, falta de puestos de trabajo y la suspensión de actividades esenciales por un largo periodo de tiempo. Los resultados de la encuesta reflejan que solo el 32% de los individuos encuestados manejan correctamente sus finanzas, mientras que un 59% percibe utilizar de manera diaria más dinero del que ingresa mensualmente. En el momento en que los gastos totales del mes superan los ingresos mensuales de los trabajadores, estos deben recurrir a medidas de auxilio, como la solicitud de un préstamo en línea, o la utilización frecuente de tarjetas de crédito, para financiar sus consumos. Este panorama de mal manejo financiero, donde un gran porcentaje desembolsa más de lo que gana, se intensifica en regiones del interior de Perú más vulnerables, donde las cifras son de más del 60%. Por el otro lado, existe una porción de los encuestados que asegura que su desarrollo financiero es positivo, con un 71% que afirmó saber de qué manera administrar sus ingresos y planificar sus gastos.
Dentro de este grupo, un 60% declaró cumplir con los objetivos y lograr ahorros significativos a fin de mes, para destinarlos en viajes, vacaciones, entretenimiento o compras. Si bien existen diversas iniciativas para acercar a la población a un mejor acceso y uso de servicios financieros, como por ejemplo los programas educativos de La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, todavía la brecha de la alfabetización financiera es muy grande. El informe del Asbanc establece que un 72% de los encuestados ni siquiera utiliza tarjetas de crédito o sabe cómo manejar herramientas como la banca digital o las transferencias online.
A través de las diversas iniciativas de educación financiera se espera el acercamiento a un desarrollo sostenible y una salud financiera para toda la población, que permita disminuir los porcentajes preocupantes. Los pobladores deben aprender a organizar su dinero, para cumplir con la satisfacción de sus necesidades básicas y llegar a los objetivo de ahorro, de manera armónica y práctica.
